EL MOMENTO DE INGRESAR A LA ESCUELA MILITAR DE CHORRILLOS

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Todo oficial del Ejército del Perú tiene grabado en su memoria aquel primer día en nuestra querida Escuela Militar de Chorrillos. Los días previos habíamos hecho los ensayos para la ceremonia de incorporación, nuestros padres habían estado moviéndose por todos lados consiguiendo el material con el que debíamos contar para internarnos. La noche anterior habían quedado listas las maletas, nuestro terno estaba listo para que nos lo colocáramos en unas horas. Nos fuimos a descansar en la que probablemente sería la última noche en casa antes de que nuestra vida dé un giro de 180°.

Una gran cantidad de alegría y pasión se mezclaban con una dosis de temor en nuestro cuerpo y mente, no dejándonos dormir de inmediato porque sabíamos a lo que nos estábamos metiendo. La madrugada llegó, y con ella la hora de colocarnos el terno, de tomar nuestro material y de emprender la marcha hacia el cumplimiento de nuestros sueños en la Escuela Militar de Chorrillos.

Todo estaba oscuro aún, no había mucha gente en las calles todavía. Subimos al vehículo que nos llevó a la que se convertiría en nuestra casa, conociendo que al poner el primer pie en el suelo de la EMCH estaríamos dando el primer paso dentro de una vida llena de experiencias inolvidables.

La Av. Escuela Militar se encontraba congestionada. Había muchos vehículos y personas en las afueras del PV-5 de la EMCH. Los jóvenes vestidos en terno y traje sastre se despedían de sus familiares para posteriormente trasladar sus materiales hacia el interior de la escuela. Los oficiales instructores y los cadetes al comando nos indicaban con voz enérgica hacia dónde dirigirnos. Llegamos al patio ubicado frente al casino para dejar nuestro material, y para posteriormente constituirnos en secciones organizadas por orden alfabético.

La mañana ya empezaba a clarear cuando estábamos desfilando hacia el Patio de Armas de la Escuela Militar de Chorrillos. En un instante estábamos ingresando al comedor de cadetes para ubicarnos en cada una de las mesas en las que podían sentarse diez personas. Nos esperaba un plato de avena con leche y tres panes como desayuno, los cuales terminamos en un instante.

La siguiente parada era el Patio de Honor de la Escuela Militar de Chorrillos. Aquel patio en la que se erige la estatua del coronel Francisco Bolognesi Cervantes, aquel patio donde flamea el pabellón nacional junto a la bandera del Ejército del Perú y a la bandera de la Escuela Militar de Chorrillos. El lugar más respetable de la Escuela Militar, el lugar testigo de los eventos más importantes del cadete chorrillano.

La ceremonia de incorporación daba inicio ante la presencia de nuestros familiares, quienes fueron a presenciar el momento en que el terno dejaba de ser nuestra vestimenta de gala. Esa ceremonia marcó el inicio del cambio de estilo de vida, pues a partir de ahí nunca dejamos de llamarnos soldados.

El desfile de honor protagonizado por los nuevos cadetes marcó el fin de todo el sacrificio puesto de manifiesto durante el proceso de admisión, y a su vez marcó el inicio de una vida llena de mucho más sacrificio, entrega a la nación y fidelidad a la bandera.

Lo que vino después está grabado en la memoria de cada joven que un día decidió dejar los apacibles brazos del hogar, para hacer de nuestra amada Escuela Militar de Chorrillos su hogar.

Para más datos interesantes, no te pierdas los artículos que iremos publicando en el blog de la Academia Pre Militar GUIDE.

EL DÍA EN QUE TENGAS TU PROPIA EXPERIENCIA ESTÁ TAN CERCA SEGÚN COMO TÚ TE ESFUERCES PARA HACER DE ESTE SUEÑO UNA REALIDAD.

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