EL PRIMER DÍA EN LA ESCUELA MILITAR DE CHORRILLOS

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Bien, la ceremonia de incorporación ha pasado. El desfile que marcó la transición de la vida civil a la vida de soldado había terminado, y en adelante quedaba afrontar cada situación que nos iba a presentar nuestra escuela. Antes de ir definitivamente a nuestras cuadras, nuestros familiares dispusieron de 30’ para despedirnos en el Patio de Armas. El minuto 30 llegó, y con él el toque de corneta que indicaba la finalización del encuentro familiar.

Tras formar por los medios más rápidos en la pista de desfile, el capitán comandante de compañía ordenó desfilar al paso ligero a la cuadra. Ese era el desplazamiento hacia la cuadra que llenaría de recuerdos nuestro ser, la cuadra donde viviríamos cultivando las más grandes amistades que hasta hoy tenemos.

Tan pronto como llegamos guardamos nuestro material en el interior. Enseguida, el teniente comandante de sección ordenaba atención para darnos cinco minutos para estar correctamente uniformados. Era la primera vez que utilizábamos el uniforme de la patria. No había tiempo para ver cómo nos quedaba, pues de inmediato el teniente iba a darnos orden tras orden asignándonos una cantidad de tiempo para cumplir cada una. Era claro, el ritmo de la Escuela Militar de Chorrillos no era el mismo que existía en casa.

Ya al mediodía estábamos nuevamente desplazándonos al Patio de Armas para desfilar al comedor de la segunda planta. Después de que el Comandante Jefe de Batallón nos diera una serie de indicaciones en el patio, ingresamos al comedor y nos colocamos alrededor de las mesas. Nos ubicamos diez hombres por cada mesa, siendo el jefe de mesa un cadete de quinto año (hoy cadete de cuarto año), quien nos enseñaría en qué orden deben servirse los alimentos, cómo deben ubicarse en el plato y la manera correcta de consumirlos. En realidad, los cadetes de quinto año nos enseñaron varias cosas dentro de los comedores, pero mejor que narrarlas es que vivas tu propia experiencia.

La tarde sería bajo el mando del cadete al comando, ese cadete de quinto año encargado de enseñarnos todo lo que un cadete debía saber. Nos enseñó desde cómo forrar un ropero hasta cómo amarrar los pasadores de nuestros borceguíes. El trabajo siempre se realizaba contando con un mínimo de tiempo para cada actividad, así que no quedaba de otra que moverse rápidamente. Los procedentes de colegios militares y de servicio militar eran los que menos problemas tenían, pues ya estaban habituados a ese ritmo de trabajo; los que no lo eran, por lo general estaban en problemas.

La tarde pasaba y llegaba la noche con su manto oscuro. Quizás algunos creyeron que las noches eran para descansar, pero pudimos descubrir que las noches en la Escuela Militar de Chorrillos pueden ser empleadas para varios fines. Lo que pasó esa noche y lo que pasaría en cada una de las noches en la Escuela Militar es parte de la experiencia personal; es mejor que tú vivas la tuya propia.

En más de uno aún quedaba el pensamiento de que un día antes estaban en la tranquilidad de casa, sin que nadie les presionara por nada, y con toda la libertad propia de la vida en el exterior. Sin embargo, al mismo tiempo sabíamos que era el primer día del resto de nuestras vidas.

Para más datos interesantes, no te pierdas los artículos que iremos publicando en el blog de la Academia Pre Militar GUIDE.

ESE PRIMER DÍA LLEGARÁ A TI SI TE ESFUERZAS POR LOGRAR TUS SUEÑOS. DEBES DAR TODO DE TI PARA QUE ESO SUCEDA. DIOS TE AYUDE.

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