EL CURSO BÁSICO DE PARACAIDISMO MILITAR PARA LOS CADETES DE LA ESCUELA MILITAR DE CHORRILLOS – II

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En este artículo veremos la continuación del artículo en que narrábamos las actividades propias de la fase técnica del Curso Básico de Paracaidismo Militar dirigido a los cadetes de la Escuela Militar de Chorrillos. En ese artículo habíamos contemplado los puntos correspondientes a la evaluación de admisión a este curso, así como su organización y conducción de la instrucción dentro de la Escuela de Paracaidistas del Ejército.

Al término de la fase técnica corresponde consolidar el aprendizaje mediante la ejecución de los saltos reales desde una aeronave. Para poder acceder a la realización de estos saltos, primero los cadetes deberán rendir un examen de salto de torre y de aterrizaje en el galpón de balanceo. Solamente quienes aprueben dicha evaluación podrán ser incluidos para realizar el viaje a la ciudad de Pisco, que es donde se realizan los saltos.

Todo el personal que se encuentre en condiciones, o sea, que ha aprobado las evaluaciones, deberá prepararse para viajar a la ciudad de Pisco. Los vehículos transportarán a los cadetes desde la Escuela de Paracaidistas hasta Pisco, donde pernoctarán hasta el día siguiente, en el que se dará inicio a los saltos propios del curso.

Una vez en Pisco, los cadetes, quienes previamente ya han sido organizados por aviones, desfilarán a la pista donde estarán ubicados los equipos completos. Ahí mismo, los cadetes se colocarán el arnés con el velamen y la reserva correspondiente. De ahí en adelante, los cadetes se dedicarán a repasar mentalmente los procedimientos y a esperar la llegada de las aeronaves que los transportarán para realizar los saltos.

Pronto, las aeronaves se asomarán para ser abordadas por próximos paracaidistas. Ingresarán según cómo fueron organizados por la misma rampa por la que saltarán una vez en vuelo, ocupando un puesto en orden numérico en cada uno de los asientos ubicados en las partes laterales de la aeronave. 

La aeronave alzará vuelo, y en un instante se encontrarán esperando que la rampa se abra para realizar el primer salto que los llevará a ser paracaidistas. Todos se miran con cierta dosis de temor reflejada en sus ojos, pero con una mayor dosis de adrenalina y emoción que es capaz de mitigar ese temor. Mientras van dando los gritos de arenga habituales, la rampa empieza a bajar y el aire ingresa fuertemente al interior de la aeronave. El ruido es mayor por el aire, se puede ver el exterior de los campos de cultivo ubicados a lo lejos; todo se ve más pequeño desde arriba.

De un momento a otro, se oye la voz del maestro de salto ordenando: ¡levantar! A esta voz, los futuros paracaidistas se ponen de pie listos para seguir las instrucciones de verificación de casco, tirantes, cinta, del equipo en general.

El maestro de salto verificará el campo en el que aterrizarán los cadetes, y dará la voz: ¡avanzar! Los cadetes avanzarán hacia la rampa listos para saltar. El maestro de salto tocará al primero en el hombro para darle la señal de saltar diciendo: ¡sale el primero! El primer hombre saltará, abriendo así la ronda de saltos. El maestro de salto ahora dirá: ¡salga! ¡salga! ¡salga! De esta manera sucesiva van saltando los cadetes que van llegando a la rampa, mientras que los que vienen atrás ven cómo se abren los velámenes que suspenden en el aire a sus compañeros.

Al salir de la aeronave, el cadete paracaidista se choca con un colchón de aire que lo sacude por todos lados. Seguidamente, en medio de esa serie de movimientos irregulares y mientras el cadete cuenta: un mil, dos mil, tres mil, cuatro mil, siente un jalón que parece jalarlo hacia arriba. El cadete levanta la cabeza y puede mirar cómo su velamen verde olivo está completamente abierto sobre su cabeza. Al jalar de los tirantes, el cadete siente la sensación de volar en realidad.

Mientras uno está volando, mira a sus compañeros a su alrededor suspendidos sintiendo la misma sensación. Es el momento de gritar, de sentir que la adrenalina destila de su interior, que mirar todo desde el aire tal como lo ven las aves. Pronto, verá que todo se hace más grande, ahora ya se pueden ver más de cerca los campos de cultivo y las elevaciones ya tienen dimensiones más reales para lo habitual. Es momento de prepararse para el aterrizaje.

Mientras ve hacia abajo y mira cómo la tierra viene hacia él, el cadete se prepara juntando las piernas lo más fuerte posible. Sabe que no juntarlas bien puede ocasionar lesiones de diferente magnitud, incluso fracturas.

En un instante, el cadete se encuentra en el suelo después de haber hecho un aterrizaje exitoso. El aire lo arrastra, obligándolo a liberar uno de sus tirantes para detenerse, y pronto, se habrá consumado por completo su salto. Ya es una realidad, el salto terminó.

Ese salto se repetirá las veces que la Escuela de Paracaidistas del Ejército disponga. Los cadetes realizarán estos saltos con la misma energía y emoción que el primero, con todas las ganas de obtener esas alas doradas en su pecho.

Los saltos habrán terminado, y en unos días los cadetes se encontrarán en la Escuela de Paracaidistas del Ejército en su ceremonia de graduación, recibiendo esas alas doradas que soñaron portar desde que ingresaron a la Escuela Militar de Chorrillos.

Para más datos interesantes, no te pierdas los artículos que iremos publicando en el blog de la Academia Pre Militar GUIDE.

SUEÑA TAMBIÉN CON OBTENER TUS PROPIAS ALAS DORADAS, DE ESA MANERA TE ESFORZARÁS POR ALGÚN DÍA PORTARLAS CON ORGULLO.

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